sábado, 5 de agosto de 2017
UNA HERMOSA BENDICIÓN
Rabí Najman comía en la casa de Rabí Itzjak, cuando estaba por irse,
Rabí Itzjak le pidió una bendición, a lo cual Rabí Najman le dijo: ”-te voy
a relatar una parábola: Un hombre iba por un desierto, hambriento, cansado
y sediento. De repente encontró un árbol que daba una hermosa
sombra y pendían de él hermosos frutos y un pequeño arroyo corría debajo.
Después de saciar su hambre y sed, descansó a la sombra, se dirigió
al árbol y le dijo: ”¿con qué te puedo bendecir? que tus frutos sean dulces,
lo son. Que tu sombra sea profusa, ya lo es. Que haya un arroyo que te
recorra, ya lo tienes. Lo único que te puedo desear es que todas tus ramas
que se planten en otros lados, sean tan proficuas como tú”.
Y a ti -terminó Rabí Najman- a quien nada le falta, te deseo que tus
hijos sean como tú”.
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